Él: Si se trata de sentir ya te digo de antemano que he perdido esta partida. Perdí mi corazón un día de invierno de hace más de veinte años. Desde entonces, mi brazo inmóvil me recuerda como el paso del tiempo se paró una fecha concreta que no recuerdo.
Ella: Si se trata de sentir ya te digo que seré yo la que perderé esta partida porque nunca he sentido, nadie me enseñó y nunca tuve curiosidad por tenerlos cuando era niña. Hoy soy adulta y mi trabajo es una sucesión ordenada de números, fechas y hechos. Ni buenos ni malos, sin opiniones ni juicios.
Él: No sé en qué momento empezamos a soñar juntos. Ni tampoco por qué.
Ella: Yo sí. Recuerdo todas fechas con una obsesión enfermiza. Recuerdo lo que soñamos todos los días. Tambien recuerdo cuando dejamos de soñar. Fue el día que decidimos dejar de hacernos daño.
Él: El mismo día que empezamos a vivir, juntos.
Suena Laura Marling.